viernes, 26 de noviembre de 2010

NO NOS CALLAREMOS


Declaración de Izquierda Anticapitalista

Las mujeres de todo el mundo seguimos sufriendo los efectos de múltiples violencias por el simple hecho de ser mujeres. Este año, el día internacional contra la violencia de género, desde Izquierda Anticapitalista seguimos reivindicando la lucha de las mujeres para acabar de una vez por todas con las violencias que limitan nuestros derechos, nuestra subsistencia, nuestra autonomía y nuestra legitimidad.

La violencia de género sigue presente en nuestras vidas cotidianas en forma de malos tratos, asesinatos, violaciones y acoso sexual. En lo que llevamos de año ya hemos presenciado la muerte de 95 mujeres en el Estado español en manos de agresores machistas. Muchas más seguimos sufriendo en silencio sin que la sociedad llegue nunca a enterarse. Si bien las agresiones que sufrimos tienen una presencia creciente en los medios de comunicación, éstos siguen hablando de las mujeres como víctimas pasivas o como responsables de la violencia sufrida. De esta manera, hemos pasado de la invisibilidad absoluta a la culpabilización y a protagonizar titulares morbosos que omiten el carácter sistémico de nuestras lesiones y nuestras muertes. Asimismo, a pesar del gran avance que la introducción de legislación por parte del gobierno estatal en los últimos años, ésta está basada en gran medida en la victimización de las mujeres, en la lógica punitiva y en la continua falta de recursos para la asistencia y protección a las víctimas.

Ante estas limitaciones, consideramos imprescindible atacar de frente las desigualdades y opresiones resultantes del sistema patriarcal, causas motores de la violencia que sufrimos en tanto que mujeres y en tanto que trabajadoras. Ante las medidas actuales que no atacan el mal desde la raíz, queremos situar en el centro del debate la prevención. Una prevención que nos ayude a superar los meros "parches a posteriori" y que sirva para proteger realmente a todas las mujeres, incluyendo los colectivos más vulnerables y / o invisibilizados como las niñas, las adolescentes, las mujeres inmigrantes, las mujeres lesbianas y las mujeres trans.

Hay que decir también que las mujeres muertas o heridas en las manos de sus agresores constituyen "sólo" la cara más amarga de este escenario. Pero hay mucho más. La doble jornada de trabajo, el confinamiento de la mujer en el ámbito doméstico y la división sexual del trabajo son también expresiones cotidianas, y en gran medida factores, de esta violencia que hay que seguir denunciando. No sólo ayudan a explicar las agresiones directas que las mujeres sufrimos cada día sino que también están relacionadas con el sistema capitalista y con las formas en que este acentúa las relaciones patriarcales. La violencia de género se da a niveles individuales y familiares pero también se genera y perpetúa a niveles estructurales, como en el ámbito institucional, el económico o los servicios sociales, entre muchos otros.

Las negligencias de un estado de bienestar meramente subsidiario siguen siendo maquilladas gracias al trabajo "voluntario" o (infra) remunerado de cientos de miles de
mujeres en el Estado Español, tanto autóctonas como inmigrantes. Los recortes en gasto social, las privatizaciones de los servicios públicos y de las pensiones, el aumento del paro, la flexibilización del mercado laboral, las políticas hostiles a la población inmigrante, todas ellas intensificadas en el actual contexto de crisis, contribuyen a mantener a miles de mujeres en una situación de dependencia y marginación social y económica, y resultan a menudo en una incapacidad de abandonar situaciones abusivas
y en la feminización de la pobreza. Estas situaciones son aún más dramáticas en los países del Sur, donde las mujeres son las primeras en pagar los tremendos efectos de los programas de ajuste estructural y a menudo sufren la violencia física y sexual en contextos de conflictos bélicos. A pesar de que nuestra solidaridad es con todas las mujeres del mundo, en los momentos actuales recordamos de manera especial a las mujeres argelinas, del Congo, del Sáhara, de Afganistán y de Palestina.

Es por todo ello que en un contexto de crisis que continuará prolongándose y profundizándose, se hace más necesario y urgente que nunca articular respuestas y proyectos alternativos que tengan la denuncia de todas las caras de la violencia de género como uno de sus ejes centrales. Las mujeres a menudo sufrimos los efectos de la crisis sistémica en silencio y debemos decir que ¡ya estamos hartas de ser los hombros sobre los que descansa el capitalismo patriarcal! Éste se basa sobre los golpes que recibimos, sobre el trabajo eternamente no reconocido que realizamos, sobre nuestra discriminación, sobre nuestra sobreexplotación.

Estamos hartas de ser el motor invisible del sistema y decimos basta, decimos ¡NO! Nuestro NO forma parte de nuestro avance en la creación de una sociedad sin explotación ni opresión de ningún tipo, una sociedad que no esté basada en la lógica del beneficio, de la competitividad y de la violencia que las sustenta, sino que se organice entorno a los valores de la solidaridad, el respeto, la igualdad y el bien común. El 25 de noviembre, día internacional contra la violencia de género, pero también cada día del año, continuamos exigiendo, más firmemente que nunca,

¡Basta ya de violencia machista! ¡Contra la violencia del patriarcado y el capitalismo, no nos callaremos!

IZQUIERDA ANTICAPITALISTA

BARCELONA 20N:UNID@S CONTRA EL FASCISMO







Unidos y unidas contra el fascismo

Existe un nuevo marco de lucha en Catalunya, un movimiento unitario para intentar frenar la expansión de las ideas racistas y xenófobas. PxC se ha convertido en el portavoz de la islamofobia en este país. Mientras los fascistas se inspiran en el auge electoral de sus colegas europeos, el Partido Popular y otros individuos de los partidos mayoritarios se suman a la despreciable tarea de ganar los votos del miedo, el racismo y la desesperación.

Ahora bien, hemos decidido no dejarlos avanzar. Un grupo de activistas procedentes de la Plataforma Aturem la Guerra impulsaron, ahora ya hace unos meses, una iniciativa unitaria para parar el fascismo. Se decidió que ésta debía ser lo más amplia posible, pues el fascismo y sus ideas se tienen que combatir con la fuerza del número y la unidad. El pasado 15 de octubre celebramos el acto de presentación de UCF en el local de las organizaciones juveniles de Barcelona. En el acto se pudo comprobar la diversidad de la nueva iniciativa. Tomaron la palabra activistas antifascistas de Vic, Villanova i la Geltrú y El Vendrell, así como el presidente de la Confederación de Asociaciones Vecinales de Catalunya, un representante de la Federación de Asociaciones de Gitanos de Catalunya, un concejal de las Candidatures d’Unitat Popular (CUP), una dirigente de SOS Racismo, un miembro del Frente de Liberación Gay de Catalunya y una representante del sindicato mayoritario de maestros (USTEC-STES), entre otros. Si bien es cierto que existen debates abiertos dentro de este nuevo marco, hay un gran consenso entorno a la necesidad de movilizar a la sociedad de forma masiva y unitaria para hacer frente a la amenaza fascista.

Ya se han realizado los primeros debates y también las primeras acciones. En Rubí, el fascista Anglada tuvo de suspender su acto gracias a la movilización ciudadana. En L’Hospitalet la falta de tiempo impidió realizar un acto masivo de protesta, pero aún así nos manifestamos de forma unitaria por el centro de la localidad, gritando eslóganes contra el fascismo y repartiendo tres mil octavillas a los vecinos. Con esta acción se está vertebrando en la ciudad un movimiento unitario contra el fascismo en el que participan, entre otros, la izquierda independentista, CCOO, En lluita, PSUC-viu, Iniciativa per Catalunya, EUiA y las asociaciones vecinales.

Ésta es una tarea muy importante si no queremos que el racismo se normalice; que la islamofobia, que tan exitosamente combatimos con el movimiento antiguerra, no reaparezca con fuerza; y, finalmente, si no queremos que los fascistas ganen respetabilidad e influencia política. Es de vital importancia evitar que crezcan.

El primer paso se ha dado, ahora toca que todos y todas nos sumemos a esta lucha unitaria. Para empezar podemos extender y difundir la existencia de UCF y convocar al máximo de gente para la gran movilización del próximo 20 de noviembre, a las 17h., en el centro de Barcelona. El día en que celebraremos la muerte del dictador debemos demostrar que estamos decididos a arrancar de raíz la amenaza fascista. Por otro lado, será importante ir construyendo nuevos marcos unitarios en el máximo de pueblos, ciudades y barrios que puedan frenar, día a día, la expansión de los fascistas.

Jordi Aizcorbe, militante de En lluita y UNITAT CONTRA EL FEIXISME

http://unitatcontraelfeixisme.org

EL AUGE DEL FASCISMO EN LA EUROPA DE LA CRISIS


La ultraderecha ha escondido los bates para presentarse con corbata ante los medios, persiguiendo una imagen de respetabilidad democrática. Sin embargo, tras esta apariencia inofensiva, operan en las calles movimientos neofascistas xenófobos, ultranacionalistas y violentos, íntimamente relacionados con aquellos líderes. En todos los casos, más allá de formaciones neo-fascistas, se desarrollan movimientos ultraderechistas mucho más amplios, con núcleos activos de jóvenes violentos, publicaciones, grupos de música, páginas web, organizaciones satélites, etc.

En cuanto a las causas del crecimiento de la ultraderecha europea, podemos identificar tres elementos centrales: la crisis económica y social, con el descenso del poder adquisitivo, aumento del paro y la pobreza…; la crisis de una clase política tradicional desprestigiada, marcada por una corrupción institucionalizada y una nefasta política neoliberal; y el racismo y nacionalismo institucional, que ha legitimado el discurso xenófobo de la ultraderecha.

Muchas formaciones han experimentado un rápido e inesperado crecimiento, tanto electoral como social. A menudo su éxito ha partido de pequeñas victorias locales, que han servido para impulsarles a las arenas estatales. En consecuencia, hay que arrancarle la corbata al neofascismo cuanto antes, por muy insignificante que pueda parecer cada aparición.

El neofascismo europeo: auge y consolidación

El progreso del fascismo se ha plasmado en el crecimiento electoral de estos partidos. En el Parlamento europeo, cuyo sistema electoral por circunscripciones grandes favorece su representación, han pasado de ocupar 19 a 35 escaños tras las elecciones de 2009.

En Europa del Este, el caso más alarmante lo constituye el ultraderechista Jobbik húngaro, actual tercera fuerza política del país, a dos puntos del partido socialdemócrata. Se mantuvo en torno al 2% de apoyo electoral hasta hace dos años, cuando experimentó un gran ascenso, primero en las elecciones europeas y después en las legislativas, consiguiendo hasta un 17% del voto.

En Europa del Este la extrema derecha culpabiliza a las minorías en un contexto de aumento del paro, grave pobreza y enorme exclusión social. Fue bastante sonado el impacto del neofascismo en Hungría o el establecimiento en Polonia del gobierno ultraconservador e integrista Ley y Justicia de los gemelos Kaczynski (uno de ellos muerto en un accidente de avión), pero se están desarrollando otros procesos similares en países como Croacia, Chequia, Eslovaquia, Bulgaria y Serbia.

En Eslovenia, el Partido Nacional Eslovaco se encuentra en el gobierno, en una sorprendente coalición con los socialdemócratas. Su discurso xenófobo se ceba contra la minoría húngara, que roza el medio millón. Su líder, Ján Slota, les considera “un cáncer en el cuerpo de la nación eslovaca”.

Hacia el centro de Europa, Austria representa un caso paradigmático del avance del fascismo del siglo XXI. En las elecciones de 2008, dos formaciones ultraderechistas acapararon cerca del 30% del voto: el Partido Liberal de Austria (FPÖ) obtuvo el 18% y la Alianza Futuro Austria (BZÖ), una escisión del anterior, el 11% (ambos experimentaron una subida de siete puntos respecto a las elecciones de 2006). Esta escisión estaba liderada por Jörg Haider, quien alcanzó en 1999 el segundo lugar a nivel nacional e integró una coalición con los democratacristianos. Murió en un accidente de tráfico en 2008.

En las europeas de 2009 el FPÖ obtuvo el 12’78% del voto, doblando el porcentaje de 2004, con una campaña anti-turca con el lema “Europa tiene que seguir siendo cristiana”.

La islamofobia recorre Europa

La islamofobia y la intolerancia racista está generando un importante rédito político a la extrema derecha en los países más ricos como Suiza, Bélgica, Holanda, Noruega, Suecia, Dinamarca o Finlandia (donde el partido Verdaderos Finlandeses obtuvo un escaño en Europa con un 9’8% del voto).

El de Holanda es un caso grave. El Partido de la Libertad se convirtió en las europeas de 2009 en la segunda fuerza política, con un 17% del voto y cuatro escaños. A nivel local ha conseguido importantes resultados. Su líder, Geert Wilders, defiende la prohibición de la construcción de mezquitas y el freno de la inmigración musulmana, pues “el Corán incita al odio y al asesinato”.

En Suiza, el racismo en general y la islamofobia en particular gozan de un gran respaldo social. En 2006 se apoyaron con un 67’8% y un 68% dos leyes que atacaban los derechos de la población inmigrante, y en 2009 un 57’7% del voto aprobó incluir en la Constitución la prohibición de construir alminares en las mezquitas, donde el muecín llama a la oración. Este racismo social ha reforzado a la extrema derecha, bien situada en el gobierno federal suizo.

El principal referente ultraderechista es la Unión Democrática de Centro, que utilizó carteles publicitarios con ovejas blancas expulsando a una oveja negra (idea que copió Democracia Nacional en el Estado español). En las elecciones de 1995 alcanzó el 14’9% del voto, resultado que amplió con creces en 2007 con un 29%, siendo el partido más votado (algo que ya logró en las regionales de 2003). En 2008, su líder fue nombrado Ministro de Defensa.

El neofascismo alemán es quizá el que más recuerda a la mayoría de grupúsculos ultraderechistas españoles, vinculados a la parafernalia neonazi, ultraviolentos, marginales y nostálgicos del fascismo clásico. La organización más grande es el Partido Nacionaldemocrático Alemán, que en 2008 tenía más de 7.000 afiliados, contando con grupos de choque de neonazis y skinheads muy violentos. En varias elecciones regionales ha obtenido resultados cercanos o superiores al 10%.

En Italia encontramos otros casos paradigmáticos. Alianza Nacional (AN) surgió a partir del Movimiento Social Italiano, vinculado al fascismo de Mussolini, que inició un proceso de reconversión a inicios de los ‘90 bajo el liderazgo de Gianfranco Fini. Obtuvo unos resultados sorprendentes en varias elecciones municipales: por ejemplo, en 1993 Fini obtuvo un 46’9% en Roma y Alessandra Mussolini, la nieta del dictador, un 44’4% en Nápoles.

En 1994, Berlusconi encabezó un gobierno de coalición con AN y la Liga Norte. De este modo, un partido surgido de los restos del fascismo obtuvo la respetabilidad tan anhelada. La fusión de AN con Forza Italia de Berlusconi en el partido Pueblo de la Libertad supuso un punto de inflexión en la normalización de los neofascistas y su discurso, incorporados al gobierno italiano. Tras diversos desencuentros, esta fusión se ha truncado con la salida de Fini y sus seguidores.

La ultraderecha italiana de la Liga Norte, que también persigue la respetabilidad democrática, preocupa especialmente. Haber participado en diversos gobiernos en coalición le ha ayudado mucho. Uno de sus miembros, Roberto Maroni, se ha alzado con el Ministerio del Interior. Su crecimiento electoral se ha evidenciado en las regionales de 2010, con un 12’7% del voto nacional que casi triplica los resultados de 2005, obteniendo un 40% en muchas ciudades.

La medida que más evidencia la realidad del neofascismo, propuesta por la Liga Norte, es la legalización de patrullas callejeras para supuestamente garantizar la seguridad. Los voluntarios de la “Guardia Nacional Italiana” visten un uniforme caqui que incluye una corbata y una gorra con un águila imperial romana. En este caso, la combinación de la corbata y el bate es evidente. Según los promotores, ya hay más de 2.000 integrantes activos por toda Italia.

La llegada de la extrema derecha al poder en Italia ha potenciado el racismo institucional, como evidencian las expulsiones masivas y otras vulneraciones de derechos básicos.
También resulta paradigmático el caso del Frente Nacional (FN) francés. Está liderado por Le Pen, un histórico del fascismo francés, que impulsó desde los años 70 una redefinición estratégica de la extrema derecha basada en la proclamación de lealtad a las reglas del sistema democrático.

Tras un comienzo tumultuoso de escasos resultados, esta estrategia fue exitosa. El FN entró en el escenario político a partir de pequeños éxitos electorales municipales. Su campaña vinculaba el aumento de la inmigración con la inseguridad. Al pactar con los democratacristianos en varios municipios, proyectó su imagen de respetabilidad.

El gran salto lo dio en las elecciones europeas de 1984, donde obtuvo 2.700.000 votos, el 10’95%, Desde ese momento, ha superado los dos millones de votos, con algún pico destacado como en las presidenciales de 1988, donde obtuvo 4.375.894 votos (el 14’38%), o en las presidenciales de 1995, donde alcanzó el 15% con 4.571.138 votos. En 2002 Le Pen pasó a la segunda vuelta como candidato a la Presidencia frente al democratacristiano Jaques Chirac, que venció holgadamente. Hasta la actualidad, el FN ha seguido obteniendo resultados electorales notables tanto a nivel regional como estatal.

En general, todos estos partidos se apoyan fundamentalmente en las clases medias, integradas por pequeños comerciantes y propietarios industriales, trabajadores autónomos, pequeños empresarios, cuadros superiores, profesionales liberales, consultores y artesanos. Ante el desplome de los democratacristianos, el discurso de la nueva ultraderecha llega directo a sus corazones y carteras. Sin embargo, con su creciente éxito político, han ampliado su electorado hacia barrios obreros, con fórmulas como la defensa de las personas nacionales frente a las extranjeras.

Entre sus votantes, solamente una minoría es defensora declarada de un régimen fascista. Tampoco cuentan con una mayoría de militantes de tendencia neofascista, lo que no sucede entre sus cuadros dirigentes. Eso no significa que estos partidos hayan dejado de ser fascistas, sino que han triunfado en su estrategia de captación electoral y social.

El neofascismo llama a nuestras puertas

En el Estado español no estamos al margen de estas dinámicas. La violencia xenófoba y fascista está muy presente, con 81 asesinatos desde 1991 y unas 4.000 agresiones cada año. Aunque el franquismo y su legado aislaron a la ultraderecha de los movimientos renovadores europeos y el PP absorbió a muchos sectores de la extrema derecha, en los últimos años el neofascismo intenta levantar cabeza.

Más allá de las organizaciones más nostálgicas del franquismo (como las Falanges, Alternativa Española o Manos Limpias) o los grupúsculos neonazis más violentos (como Nación y Revolución o el Movimiento Social Republicano), la amenaza más seria la representan los neofascistas que intentan parecer demócratas respetables (algunos con más éxito, como Plataforma per Catalunya, y otros con menos, como Democracia Nacional o España 2000). Por supuesto, hay que combatir a la extrema derecha en cualquiera de sus expresiones, con todos los medios necesarios. Pero las experiencias europeas nos señalan hacia dónde debemos prestar especial atención.

Como ha sucedido en muchos casos europeos, el neofascismo pretende dar el salto a partir de éxitos locales. Plataforma per Catalunya (PxC) encarna la mayor amenaza actual. Con el racismo y sobre todo la islamofobia como enganche, esta formación pasó de obtener 5.000 votos y 6 concejales en 2003 a 12.400 votos, 17 concejales y 3 consejeros comarcales en 2007. Para las próximas elecciones municipales en 2011 ya tienen previsto presentarse en el 20% de los municipios catalanes (177).

PxC encaja con el perfil del neofascismo europeo. De hecho, son bien conocidos sus vínculos con el Frente Nacional de Le Pen, el FPÖ austríaco y otras formaciones y personajes de quienes recibe apoyo y financiación. Sus militantes y votantes trascienden el ámbito de la extrema derecha. Si bien sus principales impulsores provienen del fascismo (como su líder, Josep Anglada, que fue la mano derecha de Blas Piñar en Fuerza Nueva) y cuenta con numerosos ultras entre sus filas, también hay militantes provenientes del PP, CiU, PSC-PSOE, ERC e incluso CCOO y UGT. El caldo de cultivo de este viraje a la derecha han sido décadas de racismo institucionalizado a nivel político, mediático, policial, etc. Antes de que crezcan, resulta vital pararles los pies a estos fascistas con corbatas. Nuestra mejor arma es la unidad y la movilización contundente. En Catalunya se está consolidando la plataforma Unitat Contra el Feixisme i el racisme (Unidad Contra el Fascismo y el racismo, UCF), que aglutina contra PxC a numerosas organizaciones de inmigrantes, políticas, sindicales, vecinales, culturales, etc. Está dificultando bastante los intentos de PxC de lavar su imagen de cara a las autonómicas del 28 de noviembre. Ése es el camino a seguir.


martes, 16 de noviembre de 2010

CONTRA LA TEORIA QUEER




(Desde una perspectiva indígena)

Por: Nxu zänä

(Mujer luna en hñähñü, México)

En primera instancia deseo aclarar porqué el título especifica “Contra” sabiendo que suena agresivo, no puedo más que decir que el escrito dirá por sí solo que está dirigido a generar una crítica a la teoría queer, pues asumo como varias y varios de sus críticos que en un esfuerzo de generar un discurso y teoría alternativo más bien se convierte en un arma del sistema, de ahí la necesidad de escribir en contra de dicha teoría.

Empezaré por aclarar que soy una mujer indígena que ha tenido la posibilidad de estudiar y leer cosas que una gran mayoría de mis hermanas y hermanos no han podido debido a falta de oportunidades, falta de recursos económicos, en pocas palabras por la opresión de un sistema que nos discrimina, violenta, extermina porque no coincidimos con su forma de concebir el “desarrollo”, el “progreso”, el “trabajo”, el “éxito”, la “explotación de recursos”, así pues nos despojan de nuestras tierras, nuestra voz, nuestras lenguas, nuestras costumbres, nuestras culturas, nuestros entornos ecológicos, nuestros conocimientos para que aprendamos “su” forma de vivir, una forma de vivir que consideran “mejor” a la nuestra, que finalmente es una imposición.

Este escrito surge de la preocupación de observar el avance del mundo globalizado y conocer la teoría queer y el papel que juega en este contexto, por lo tanto mencionaré sólo algunos de los principales supuestos de dicha teoría y el cuestionamiento que le hago al respecto como mujer indígena.

Comenzaré por la autodenominación queer, es sabido que dicha palabra fue usada como un medio de denominar de manera despectiva a homosexuales y lesbianas, siendo que algunos sectores decidieron usarla como una forma de orgullo contra las actitudes homofóbicas de las sociedades anglosajonas, así pues podríamos decir que esto dio el inicio de un movimiento bajo dicha denominación. Por lo que se intenta dar un sentido de rebeldía a la forma de autodenominarse, pues se enfrenta a la sociedad bajo sus mismos términos pero con un aire de orgullo y defensa de su condición despreciada ante los ojos de los “normales”. Bajo dicha apropiación se genera el discurso queer que comienza a cuestionar las identidades y categorías que varios movimientos usamos para la defensa de nuestros derechos, de nuestra forma de vida, de nuestras culturas tales como el género, la clase y la raza argumentando que no debemos usarlas porque finalmente son términos acuñados desde la experiencia histórica y opresiva de un sistema como el patriarcado, el colonialismo, el capitalismo y el racismo.

De manera que deberíamos diluir el ser hombre, el ser mujer, el ser indígena, el ser blanc@, el ser negr@, el ser latin@ o europe@, el ser obrer@, el ser polític@, el ser proletari@ o burgués. En lugar de esto se propone una “hibridación” como una forma de resistencia contra la homogenización globalizante y se enaltece la individualidad con las múltiples variables y diferencias que implica donde la afinidad de intereses sustituya a la identidad.

Al respecto surgen las siguientes preguntas si ell@s marcaron el derecho de autodenominarse queer como una forma de respuesta a la homofobia del sistema ¿por qué a mí y a los pueblos indígenas ha de negársenos la posibilidad de autodenominarnos indígenas? Si finalmente el término “indígena” fue acuñado dentro de un sistema de opresión para diferenciar al hombre blanco europeo civilizado de nosotras y nosotros (situación similar a la apropiación del término queer), por lo tanto tengo y asumo el derecho de retomar la categoría para autodenominarme frente al sistema que intenta dominarme y que es racista, finalmente su acción es equivalente a la nuestra puesto que la palabra queer también deviene de un sistema homofóbico y se inserta su acción en dicho sistema.

Por otra parte, intentar proponer una “hibridación” con la desaparición de las identidades so pretexto de ir en contra de las tendencias homogenizadoras ¿acaso no implica en el fondo lo mismo? La identidad es un proceso dinámico, histórico, cambiante no es lo mismo ser indígena en el siglo XVI en plena invasión europea que serlo en el siglo XXI en plena globalización dentro de un sistema capitalista; nuestras culturas y nuestros pueblos han tenido que aprender a sobrevivir dentro de estos sistemas y generar formas de resistencia contra las tendencias homogenizadoras que pretenden desaparecer las formas sociohistóricas y culturales que subsisten pese a los embates del capitalismo.

Asimismo la identidad a diferencia de lo que los queer piensan no sólo implica un ámbito de la vida, pues el ser indígena no representa sólo un aspecto de mi vida, representa mi vida, nuestra vida: la forma de vivir y concebir a la vida, la historia de mi pueblo, nuestra cultura, nuestra relación con el entorno en que vivimos y nos desarrollamos, con la madre tierra, la forma de relacionarnos entre nosotras y

nosotros mismos.

Creo que esta gran confusión sobre la identidad surge porque su lucha la enfocan a un solo ámbito: la sexualidad en lo individual; y porque su lucha se ejerce contra los movimientos feministas, homosexuales y lésbicos creyendo que estos sólo se enfocan en el género y la sexualidad; sin ver más allá y entender que en sus inicios estos movimientos tenían un trasfondo político, económico, social y no sólo como hoy se ve: sexo y sexualidad, preferencias, orientaciones, derecho al placer, siendo que esto sólo es una deformación de los movimientos dada por el sistema y los discursos médicos y comercializadores del cuerpo, del sexo y la sexualidad.

La teoría queer pretende que la afinidad sea un medio de lucha por medio de las diferencias de cada individualidad, así pues pueden existir tendencias queer como tantos queer existen (lo cual es un derechos), pero esto es una falacia pues más bien elimina la posibilidad de la organización colectiva.

Otra situación cuestionable es el hecho de pretender eliminar el ser hombre o mujer, yo soy y me identifico como mujer, si bien no estoy de acuerdo con muchas cosas que me enseñaron sobre el ser mujer tanto en mi cultura de origen como en la sociedad occidental (como el hecho de que tenía que ser madre porque de no hacerlo no me realizaba como mujer, el hecho de imponerme que debía casarme, de que no podía disponer de mi cuerpo, no tener acceso al placer, o que no podía ser independiente sino depender del que fuera mi marido, de que debía dedicarme al hogar, hoy día me permiten trabajar pero además debo cumplir con las labores del hogar por ser mujer, o incluso decirme que debo sentirme atraída por los hombres por que si siento atracción afectiva o erótica por otras mujeres no se considera normal); es decir me impusieron una serie de disposiciones que debía cumplir por el hecho de ser mujer y de no hacerlo sería juzgada, castigada, marginada, estigmatizada y hasta violentada, con esto no estoy de acuerdo pero jamás negaría la realidad de mi cuerpo y lo que conlleva en mi grupo, historia, vida personal y colectiva, porque desecharlo implica negar una realidad y mi experiencia al respecto tratando de abandonarme en una mentira.

Es innegable la realidad biológica aquel que nace macho como todo animal tiene cierto tipo de corporeidad y atributos fisiológicos que son diferentes a las que nacemos hembras, ellos tienen fuerza por su volumen muscular y genitales externos, nosotras tenemos genitales internos y damos a luz por poner el ejemplo más sencillo, si bien esta diferenciación biológica generó una construcción social y cultural de género y sobre todo una división sexual del trabajo (que de fondo ha sido injusta), por otra parte no puedo negar que tenemos biologías y aspectos diferentes lo que no justifica la injusticia y violencia de que somos sujetas las mujeres.

Y yo preguntaría a la teoría queer y aquellos que la sustentan ¿el hecho de eliminar las categorías de hombre y mujer elimina la injusticia en la realidad social? Dudo mucho que eliminar dichas categorías cambien el sistema, porque más bien tendríamos que modificar todo el sistema (cosa de la que no hablan los queer e implicaría una organización colectiva importante) para eliminar la injusticia y violencia que por sexo se ejerce hacia la mujer, eliminar los términos no cambia la realidad de los hechos, ¿acaso por dejar de sentirme mujer no seré violentada, golpeada, secuestrada, violada o explotada sexualmente? y me dirán que eso es sólo un comienzo para reconceptualizarnos, para comenzar a cambiar pero entonces ¿de qué manera haremos el cambio si de principio no reconocemos nuestras diferencias sustanciales que generan injusticia y violencia?

Les pregunto ¿Cómo pretenden cambiar la realidad si pretenden vivir al margen de ella aun dentro de ella? Decirse queer para no reconocerse hombre o mujer, homosexual o lesbiana, indígena o blanca, obrera o política, etcétera no cambia las relaciones sociales en las que se desenvuelven, sólo modifica su propia subjetividad y creo que en lo individual empieza el cambio, más no es el cambio ni conlleva acciones políticas y/o sociales efectivas para un cambio real, sólo se convierte en la creación de un mundo aparte acomodado, finalmente, dentro del mismo sistema que se pretende criticar.

En cuanto a la sexualidad si el sujeto se define por sus prácticas sexuales que configuran a sexualidades no “normativas” entonces como dice la teoría queer lo principal se centra en el juego y el placer eróticos, en ese sentido es que enaltecen la existencia de otras sexualidades diferentes a la heterosexual y aquellas que consideran como “liberadoras” de ahí que hagan tanto énfasis en la bisexualidad, el sadomasoquismo, la “reinvención de la pornografía” porque consideran que son transgresiones dando un protagonismo a la sexualidad como nunca antes se había visto ¿Acaso el sistema en sí no le ha otorgado ya dicho protagonismo a la sexualidad? ¿No sería en ese sentido que más bien van con la dinámica del sistema? Entonces para ustedes la revolución comienza en las prácticas sexuales, nuevamente en lo individual y privado, en las formas de obtener placer ¿por qué enaltecer el uso del dildo, de le penetración anal, de las prácticas sadomasoquistas? ¿sólo porque van en contra de las prácticas tradicionales de la heterosexualidad? Si es así yo diría que más bien son un sector contestatario no una revolución, ya que finalmente la sexualidad sigue siendo (como menciona un autor catalán Oscar Guasch en su libro de la crisis de la heterosexualidad) coitocéntrica (aunque el coito sea oral, vaginal, anal, con los senos, en las nalgas, etcétera) falocéntrica (porque el uso del dildo finalmente es un símbolo del falo y quiere decir que si no lo tengo de todos modos necesito uno porque de lo contrario no está completo el acto sexual) lo que implica que siga centrado en los atributos del hombre y que tiene como obligación el orgasmo (porque de lo contrario no estoy sana o sano). ¿Qué de revolucionario tiene eso? ¿Cuál es el cambio? Sólo es una diversificación mercantilizada de la sexualidad por lo tanto es y está dentro del sistema no fuera de él como se quiere creer y cómo nos quieren hacer creer.

Si la teoría queer y sus seguidores pretenden que me deshaga de mi identidad como indígena y como mujer puedo con toda razón decirles: ustedes son un arma del sistema, una corriente ideológica que promueve la globalización, la herramienta de la homogenización pues como menciona Susana López los queer cumplen la función final de penetrar los cuerpos marginados hasta: “legitimarlos y anexarlos a las mismas instituciones que forman los pilares del dispositivo de sexualidad. Para los queer la vida personal está sexualizada, y también lo está la política y la economía, y ellos no la desexualizan, sino que proponen otra alternativa sexualizada a lo que ya existe. No se produce por lo tanto, una ruptura real, sino que esa alternativa se incorpora a la scientia sexualis…”

Si consideran que “lo personal es político” y que por tanto traer la sexualidad al espacio público para reivindicar a las sexualidades marginadas y conseguir la emancipación y subvertir la cultura me parece que ello es erróneo porque de fondo consideran que practicar el sexo (entendido como prácticas sexuales) es practicar política y que en consecuencia cada vez que ejercen prácticas no normativas están haciendo una subversión del sistema como forma de resistencia que llevaría al cambio social, la pregunta sería ¿cómo hacer un cambio colectivo cuando su ideología y prácticas sólo competen al ámbito privado estrictamente: al deseo, al placer individual?

Si no existe identidad y el movimiento se basa en el deseo y placer individual ¿la lucha se constituye con la afinidad de prácticas sexuales privadas diferenciales sólo por ir en contra del sistema normativo? ¿cómo puede esto ser un cambio social real y de fondo? ¿cómo se pretende vincular a los “individuos” para generar estrategias de cambio reales?

Finalmente otro problema grave que considero es que jamás se retoma para el análisis el contexto histórico, político, social, económico, cultural actual porque lo queer se queda en la subjetividad de cada individuo y su lucha personal en el ejercicio del deseo y del placer en afinidad con otros individuos que no comparten identidades, sólo la afinidad de prácticas sexuales no normativas; por tanto consideran que la organización colectiva es imposible y sin sentido, sólo se pretende reivindicar derechos individuales no colectivos y es aquí donde nuevamente afirmo que esta postura es un fiel reflejo del neoliberalismo y su antecedente el liberalismo en la búsqueda y enaltecimiento del individuo por encima de las colectividades, asimismo conduce a la fragmentación y el rompimiento de las resistencias y movimientos pues las identidades implican el reconocimiento de las comunidades, atacar por tanto a las identidades genera el ataque a las comunidades, a la organización, a los movimientos, a las luchas sociopolíticoeconómicas y culturales, a las luchas históricas.

Así pues, la generación de la teoría queer contribuye a la generación de un saber que forma parte de los juegos de poder del sistema en el rompimiento de las comunidades e identidades. En contra de las mujeres, las y los indígenas del mundo, las y los obreros, las y los campesinos, las lesbianas, los homosexuales, las feministas, los sindicatos, en fin la teoría queer se convierte en el arma ideológica neoliberal perfecta basada en la individualidad y el placer promoviendo además una forma mercantilizada de la sexualidad que resulta opresiva, nuevamente, para la mujer, las y los niños, las y los adolescentes, facilitando el camino para una nueva opresión y explotación de los sexos y géneros. Y de paso servir como forma de desarticulación, desprecio y estigmatización de los movimientos de todo tipo, en especial contra nosotros: las y los indígenas.

Por eso como mujer e indígena escribo CONTRA la teoría queer con la esperanza de que quien lea esto reflexione y haga una crítica severa de esta teoría y sus postulados, con la esperanza de que quien se autodenomine queer haga una autocrítica al respecto.