viernes, 26 de noviembre de 2010

NO NOS CALLAREMOS


Declaración de Izquierda Anticapitalista

Las mujeres de todo el mundo seguimos sufriendo los efectos de múltiples violencias por el simple hecho de ser mujeres. Este año, el día internacional contra la violencia de género, desde Izquierda Anticapitalista seguimos reivindicando la lucha de las mujeres para acabar de una vez por todas con las violencias que limitan nuestros derechos, nuestra subsistencia, nuestra autonomía y nuestra legitimidad.

La violencia de género sigue presente en nuestras vidas cotidianas en forma de malos tratos, asesinatos, violaciones y acoso sexual. En lo que llevamos de año ya hemos presenciado la muerte de 95 mujeres en el Estado español en manos de agresores machistas. Muchas más seguimos sufriendo en silencio sin que la sociedad llegue nunca a enterarse. Si bien las agresiones que sufrimos tienen una presencia creciente en los medios de comunicación, éstos siguen hablando de las mujeres como víctimas pasivas o como responsables de la violencia sufrida. De esta manera, hemos pasado de la invisibilidad absoluta a la culpabilización y a protagonizar titulares morbosos que omiten el carácter sistémico de nuestras lesiones y nuestras muertes. Asimismo, a pesar del gran avance que la introducción de legislación por parte del gobierno estatal en los últimos años, ésta está basada en gran medida en la victimización de las mujeres, en la lógica punitiva y en la continua falta de recursos para la asistencia y protección a las víctimas.

Ante estas limitaciones, consideramos imprescindible atacar de frente las desigualdades y opresiones resultantes del sistema patriarcal, causas motores de la violencia que sufrimos en tanto que mujeres y en tanto que trabajadoras. Ante las medidas actuales que no atacan el mal desde la raíz, queremos situar en el centro del debate la prevención. Una prevención que nos ayude a superar los meros "parches a posteriori" y que sirva para proteger realmente a todas las mujeres, incluyendo los colectivos más vulnerables y / o invisibilizados como las niñas, las adolescentes, las mujeres inmigrantes, las mujeres lesbianas y las mujeres trans.

Hay que decir también que las mujeres muertas o heridas en las manos de sus agresores constituyen "sólo" la cara más amarga de este escenario. Pero hay mucho más. La doble jornada de trabajo, el confinamiento de la mujer en el ámbito doméstico y la división sexual del trabajo son también expresiones cotidianas, y en gran medida factores, de esta violencia que hay que seguir denunciando. No sólo ayudan a explicar las agresiones directas que las mujeres sufrimos cada día sino que también están relacionadas con el sistema capitalista y con las formas en que este acentúa las relaciones patriarcales. La violencia de género se da a niveles individuales y familiares pero también se genera y perpetúa a niveles estructurales, como en el ámbito institucional, el económico o los servicios sociales, entre muchos otros.

Las negligencias de un estado de bienestar meramente subsidiario siguen siendo maquilladas gracias al trabajo "voluntario" o (infra) remunerado de cientos de miles de
mujeres en el Estado Español, tanto autóctonas como inmigrantes. Los recortes en gasto social, las privatizaciones de los servicios públicos y de las pensiones, el aumento del paro, la flexibilización del mercado laboral, las políticas hostiles a la población inmigrante, todas ellas intensificadas en el actual contexto de crisis, contribuyen a mantener a miles de mujeres en una situación de dependencia y marginación social y económica, y resultan a menudo en una incapacidad de abandonar situaciones abusivas
y en la feminización de la pobreza. Estas situaciones son aún más dramáticas en los países del Sur, donde las mujeres son las primeras en pagar los tremendos efectos de los programas de ajuste estructural y a menudo sufren la violencia física y sexual en contextos de conflictos bélicos. A pesar de que nuestra solidaridad es con todas las mujeres del mundo, en los momentos actuales recordamos de manera especial a las mujeres argelinas, del Congo, del Sáhara, de Afganistán y de Palestina.

Es por todo ello que en un contexto de crisis que continuará prolongándose y profundizándose, se hace más necesario y urgente que nunca articular respuestas y proyectos alternativos que tengan la denuncia de todas las caras de la violencia de género como uno de sus ejes centrales. Las mujeres a menudo sufrimos los efectos de la crisis sistémica en silencio y debemos decir que ¡ya estamos hartas de ser los hombros sobre los que descansa el capitalismo patriarcal! Éste se basa sobre los golpes que recibimos, sobre el trabajo eternamente no reconocido que realizamos, sobre nuestra discriminación, sobre nuestra sobreexplotación.

Estamos hartas de ser el motor invisible del sistema y decimos basta, decimos ¡NO! Nuestro NO forma parte de nuestro avance en la creación de una sociedad sin explotación ni opresión de ningún tipo, una sociedad que no esté basada en la lógica del beneficio, de la competitividad y de la violencia que las sustenta, sino que se organice entorno a los valores de la solidaridad, el respeto, la igualdad y el bien común. El 25 de noviembre, día internacional contra la violencia de género, pero también cada día del año, continuamos exigiendo, más firmemente que nunca,

¡Basta ya de violencia machista! ¡Contra la violencia del patriarcado y el capitalismo, no nos callaremos!

IZQUIERDA ANTICAPITALISTA

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