por Celeste Murillo Viernes 5 de febrero de 2010
El anuncio de cierre (en principio temporal) de dos plantas de la empresa norteamericana de aluminio Alcoa en Italia encendió la protesta de sus trabajadores mientras crece el desempleo en Europa, afectando especialmente a la juventud.
El 29/01, 200 trabajadores de Alcoa ocuparon la pista del aeropuerto de Cagliari (en Cerdeña, donde se encuentra la fábrica) y obligaron a cerrar el tráfico aéreo de ese día. La acción había comenzado temprano en el estacionamiento y con el apoyo de los sindicatos CGIL, CISL y UIL, hasta que los obreros definieron ingresar a la pista, donde más tarde se enfrentaron con la policía que intentó desalojarlos.
A esta protesta en el aeropuerto, los trabajadores le sumaron una huelga en la planta de la localidad de Fusina, donde además se encuentran bloqueados los accesos para impedir la entrada y salida de las mercancías. Durante el mes de enero, Italia ha visto diferentes acciones y protestas de trabajadores y trabajadoras que enfrentan las consecuencias de la crisis económica, que sólo en Europa ha significado más de 20 millones de personas sin trabajo, especialmente jóvenes. A esto hay que sumarle el desempleo de los inmigrantes, que al no ser “ciudadanos” no se cuentan en las cifras oficiales.
A los obreros de Alcoa, se sumaron los trabajadores de la planta de Fiat en Termini, que enfrentan la suspensión de la producción, que dejará sin pago a todos sus operarios. Fiat había anunciado que suspendería sus actividades durante la última semana de febrero y la primera de marzo para equilibrar sus cuentas, sin importar que su decisión afectara a 30.000 obreros y sus familias. La medida se ganó incluso la crítica de miembros del gabinete de Berlusconi, insospechados de defender los derechos de los trabajadores.
Estas y otras protestas de diferente magnitud devuelven a las páginas de los diarios y noticieros de TV las imágenes de la lucha de clases, y recuerdan la primera mitad de 2009, con los métodos radicalizados de los obreros de 3M, Caterpillar y Continental que incluyeron secuestro de patrones y toma de las instalaciones en Francia.
Lamentablemente, junto a estas primeras respuestas a la crisis se vieron también otras manifestaciones como las huelgas británicas contra los inmigrantes o los ataques en la localidad de Rosarno contra trabajadores africanos. Estas acciones desesperadas son alentadas por campañas y leyes xenófobas, como las leyes antiimigrantes italianas y los recientes comentarios racistas de Berlusconi que incluyó en su plan “contra la mafia y el crimen” a los inmigrantes. Con la xenofobia y el racismo los capitalistas vuelven a apostar a la división de las filas obreras, atacando a quienes sufren las peores condiciones y cobran los peores salarios. Al contrario, la única forma de imponer una salida obrera para que esta crisis la paguen los capitalistas, que son quienes la provocaron, es la unidad de las filas de la clase trabajadora, y en ese camino, el triunfo de la lucha de los y las inmigrantes será un triunfo de todos los trabajadores y las trabajadoras de Europa.
El anuncio de cierre (en principio temporal) de dos plantas de la empresa norteamericana de aluminio Alcoa en Italia encendió la protesta de sus trabajadores mientras crece el desempleo en Europa, afectando especialmente a la juventud.
El 29/01, 200 trabajadores de Alcoa ocuparon la pista del aeropuerto de Cagliari (en Cerdeña, donde se encuentra la fábrica) y obligaron a cerrar el tráfico aéreo de ese día. La acción había comenzado temprano en el estacionamiento y con el apoyo de los sindicatos CGIL, CISL y UIL, hasta que los obreros definieron ingresar a la pista, donde más tarde se enfrentaron con la policía que intentó desalojarlos.
A esta protesta en el aeropuerto, los trabajadores le sumaron una huelga en la planta de la localidad de Fusina, donde además se encuentran bloqueados los accesos para impedir la entrada y salida de las mercancías. Durante el mes de enero, Italia ha visto diferentes acciones y protestas de trabajadores y trabajadoras que enfrentan las consecuencias de la crisis económica, que sólo en Europa ha significado más de 20 millones de personas sin trabajo, especialmente jóvenes. A esto hay que sumarle el desempleo de los inmigrantes, que al no ser “ciudadanos” no se cuentan en las cifras oficiales.
A los obreros de Alcoa, se sumaron los trabajadores de la planta de Fiat en Termini, que enfrentan la suspensión de la producción, que dejará sin pago a todos sus operarios. Fiat había anunciado que suspendería sus actividades durante la última semana de febrero y la primera de marzo para equilibrar sus cuentas, sin importar que su decisión afectara a 30.000 obreros y sus familias. La medida se ganó incluso la crítica de miembros del gabinete de Berlusconi, insospechados de defender los derechos de los trabajadores.
Estas y otras protestas de diferente magnitud devuelven a las páginas de los diarios y noticieros de TV las imágenes de la lucha de clases, y recuerdan la primera mitad de 2009, con los métodos radicalizados de los obreros de 3M, Caterpillar y Continental que incluyeron secuestro de patrones y toma de las instalaciones en Francia.
Lamentablemente, junto a estas primeras respuestas a la crisis se vieron también otras manifestaciones como las huelgas británicas contra los inmigrantes o los ataques en la localidad de Rosarno contra trabajadores africanos. Estas acciones desesperadas son alentadas por campañas y leyes xenófobas, como las leyes antiimigrantes italianas y los recientes comentarios racistas de Berlusconi que incluyó en su plan “contra la mafia y el crimen” a los inmigrantes. Con la xenofobia y el racismo los capitalistas vuelven a apostar a la división de las filas obreras, atacando a quienes sufren las peores condiciones y cobran los peores salarios. Al contrario, la única forma de imponer una salida obrera para que esta crisis la paguen los capitalistas, que son quienes la provocaron, es la unidad de las filas de la clase trabajadora, y en ese camino, el triunfo de la lucha de los y las inmigrantes será un triunfo de todos los trabajadores y las trabajadoras de Europa.
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