Comunicado de En lucha. Revolución. Muchos quisieron enterrarla en el pasado, pero la revolución queda retratada hoy en las calles de El Cairo: en la plaza Tahrir (de la Liberación); en las barricadas… Y no solamente en la capital. La chispa de la revolución se extiende a las ciudades de Alejandría, Mahalla, Suez… y rompe las barreras estatales para saltar de país en país por todo el mundo árabe. Egipto nos muestra que la revolución es posible en el siglo XXI; que es posible luchar contra las dictaduras más represivas, pero también contra los nefastos efectos de esta crisis de la economía global. Porque no olvidemos que, más allá de la corrupción y el nepotismo, son las condiciones de pobreza (alimentadas por la subida de precios de bienes básicos, el elevado índice de paro, etc.) las principales instigadoras de los levantamientos que estamos observando.
Muchos analistas intentan espantarnos con los Hermanos Musulmanes. Los tachan de islamistas radicales, cuando realmente son “musulmán demócratas”, de la misma manera que Angela Merkel y Duran i Lleida son cristiandemócratas. Lo que realmente preocupa a nuestros dirigentes es que los pueblos árabes decidan su propio destino. Y a juzgar por lo que están viviendo en Plaza Tahrir, no optarán por el islamismo conservador.
El mundo árabe no es en absoluto un mundo aparte del occidental, y si es posible luchar en Egipto, es posible también luchar en el Estado español contra los recortes sociales que nos está imponiendo el PSOE, con la complicidad de las direcciones de CCOO y UGT. Esto de por sí nos ha de servir para romper con el pesimismo imperante de que no se puede hacer nada ante los efectos de la crisis.
El sindicato UGTT de Túnez es ahora la punta de lanza de las luchas en ese país. Sin embargo, hasta la víspera de la caída de Ben Alí ha sido un sindicato burocratizado y mediatizado por el gobierno. Si esto ocurre en Túnez, ¿qué nos hace pensar que CCOO y UGT no se verían obligados a apostar claramente por la movilización si se produce una agudización de las luchas?
En estos días, la clase trabajadora egipcia está empezando a ejercer un papel propio, con huelgas que conectan demandas económicas con el apoyo a la revolución. El régimen de Mubarak imponía un sindicato vertical. No obstante, al calor de la revolución los brotes de organización sindical de base, surgidos en recientes años, están floreciendo: ya se ha declarado una nueva federación sindical.
La creación de estos espacios de organización de clase será clave en el devenir de la revolución. La espontaneidad ha sido hasta ahora la protagonista en las revueltas del mundo árabe. Pero sin una orientación estratégica sobre cómo hacer avanzar las luchas, el futuro de la revolución está hipotecado.
O cae el régimen de Mubarak o habrá una represión brutal contra los y las manifestantes. En estos momentos, es imposible saber qué ocurrirá. Pero solo la organización desde la base nos da garantías para el triunfo de la revolución en Egipto. Y si triunfa la revolución en Egipto, es de esperar un efecto dominó en los diferentes países de la región.
Ni El Baradei ni los Hermanos Musulmanes son alternativas reales a la opresión de Mubarak y la complicidad de la UE y EEUU. Desde En lucha, damos total apoyo a las masas oprimidas que están luchando por sus derechos y sus libertades en Egipto y en toda la región.
En lucha, 10 de febrero 2011
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